Había una vez un grupo de mariposas amarillas i chillonas
que iban por lo alto de la colina espantando a todas las mariposas de colores
mediocres como el marrón o el veis.
Las amarillas miraban de reojo a las de color marrón y estas
se sentían tan mal que un día ya hartas de tanto acoso decidieron juntarse para
defenderse de ellas. Cuando lo hicieron empezaron a chinchar a las amarillas y
estas se enfadaron tanto que empezaron una guerra entre ellas. De esto hace ya
más de un siglo. Todo empezó cuando las castañas vinieron de otro país como
esclavas de las amarillas y vivían todo el año marginadas. En esos tiempos las
marrones, eran las “apestadas” y no podían tocar con sus “ sucias manos” ( según
las amarillas) todas las pertinenzas de las amarillas....
Hoy en día, en ciudades pequeñas de países grandes, conviven
las amarillas con las marrones y hasta se quieren y tienen relaciones amorosas
y amistosas. Pero en ciudades grandes de países no tan grandes ( el país en
donde se ve más este caso es en los EEUU) sigue resistiéndose la guerra de los
colores, la guerra entre amarillos y marrones y otros colores. Porque por más
que pasa el tiempo no logran entender que hoy en día no importa el color de las
alas ( o de la piel) que una persona no es ni mejor, ni peor por tener otro
color de piel, porque eso se dice racismo y xenofobia y ese sentimiento hace que uno se
encierre en si mismo hasta que llegue un punto que no pueda estar con las demás
personas porque le dará asco.
Y yo pienso, con lo bonito que son los colores, ¿por qué no
podemos juntar los colores para hacer un bonito cuadro sobre la tolerancia? El
día que eso pase, ese día habrá más luz
en este mundo.
Ley numero 7 : No dejes que el color de uno ensucie tus ceñimientos.
Haz que este color te pinte una sonrisa en la cara!
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