CARLA

Debo reconocer que hubo otra que rompió las cadenas antes que el resto de los compañeros, Carla, que también me ha ayudado mucho en esta vida.

Llevo mucho tiempo sin saber de ambas ( ni de Carla ni de Kiona) La primera la vi hace unos días en una feria del pueblo, pero solo hablamos un momento corto. Y de Kiona me parece que no se nada desde la primaria.

Un sueño que tengo es juntarme con ellas otra vez para ver cuánto hemos cambiado físicamente, pero creo que en nuestro interior, todavía guardamos esas niñas que eramos cuando por ejemplo cogíamos unas piedras cualquieras del suelo, les poníamos nombre y un poder mágico. Esas piedras nos unían tanto que todavía ahora, después de pasar catorce años de mi vida recuerdo esos días como si fueran ayer. La verdad es que desearía que mi vida volviera a ser como cuando tenía cuatro años. Pero todavía me queda el recuerdo de unas niñas que aún siendo mujeres ahora puedo contar con ellas. Yo he roto otra ley de mi vida que es la siguiente:

Ley número 5: QUE NINGÚN HUMANO SEPARE LO QUE LA NATURALEZA UNIÓ

Gracias Carla.

KIONA

Cuando tenía 3 años ( recién llegué a España) iba a la escuela con mis hermanos mayores, uno de ocho años y el otro de diez, y para entonces no había ningún paisano en nuestro colegio. Yo como gossip que soy ( es decir curiosa) me fijaba en todo lo que pasaba en mi alrededor. Y observaba como unos hermanos insultaban y se metían con mis hermanos. Lo mismo hacía el resto de los compañeros. Lo más curioso es que cuando no estaban en manada, se acercaban a ellos y empezaban a jugar, y se lo pasaban muy bien. Pero luego se juntaban otra vez y como si nada, volvían a meterse con ellos. Eso fue pasando hasta que mis hermanos se defendían ante ellos y al final acabaron ganándose el respeto.

Pasó un año y entonces lo que veía con mis hermanos me empezó a pasar a mi. No se por qué razón mis compañeros no jugaban conmigo, me dejaban sola y me sentía sola.

Pero un día llegó una niña nueva a nuestra clase y rompió todas las reglas de ese mal juego. En clase se me acercaba y con una gran sonrisa en la cara me decía: “ Toma, te dejo los colores”. Eso para mi en esos momentos fue lo mejor que pude escuchar, porque yo no tenía y nadie me los prestaba, porque según ellos yo siempre los acababa chupando ( seguro que lo hacía, pero quien no lo hacia en su infancia, incluso ahora de mayorcitos el lápiz acaba en nuestras bocas), pero ella me los dejó. El típico gallito de clase fue y le dijo “ no se los dejes, los va a chupar!” y ella le contestó con un simple “ no pasa nada”, Y así poquito a poco ella fue rompiendo con la burbuja que me envolvía: un día se acercaba a mi y jugábamos juntas en el recreo, al otro día me ofrecía parte de su bocadillo (cabe decir que en esos tiempos siempre desayunaba una manzana y en un minuto ya me la había comido) ya así poco a poco hasta que todos se acercaron a mí y nos poníamos a jugar todos juntos a las casitas. Pero si no fuese por la BELLEZA de persona que es Kiona, probablemente ahora seguiría en esa burbuja.

Gracias Kiona,

Aquí tenéis mi ley número 4: "Para gustos, los colores"

PAREJAS

Os propongo una cosa, un día que tengáis libre y no sepáis que hacer iros solos a la gran ciudad ( Por ejemplo Barcelona), paseen por un sitio en donde haya mucha gente y fíjense en la diversidad de las personas. Si os fijáis más, veréis muchas parejas, y lo mejor y más curioso de ellas es que os encontraréis con muchas parejas extrañas. Yo por ejemplo, paseando por el Passeig de Gràcia me he encontrado con una pija de mundo con un hippie, con un paquistaní y una alemana, con una gorda y un flacucho y viceversa, entre muchos, muchos más. Eso sólo me confirma una cosa, que la belleza no se encuentra en el físico de las personas.

Yo por ejemplo, gran parte de mi vida he sido gorda ( hoy en día lo sigo siendo), y toda mi vida he sido juzgada, más por las personas cercanas a mi que por las personas que no me conocen, pero yo en vez de ofenderme y tomármelo todo a pecho acepto las críticas y sigo mi vida.

También se me ha llamado fea, F-E-A, y yo en vez de llorar me miraba en el espejo y me decía, hola fea! Y había días que hasta a veces me veía guapa. Porque la mayoría de las personas que me rodean son tan bellas ante mis ojos, que ante los ojos de los demás tienen algún defecto. Será que nosotros los humanos no aceptamos algunos complejos que tenemos y para sentirnos mejor tenemos que hacer sentir peor a los que nos rodean ?

Sea como sea tenemos que detener esto y aplicar otra ley de vida.

Aquí tenéis mi ley número 3: LA BELLEZA ES SUBJETIVA

Nick, el hombre sin extremidades

FRONTERAS

Tengo tres lenguas maternas. Como es eso? Pues muy fácil, yo, al igual que muchas personas en este mundo soy una inmigrante más de España. Vivo en el norte de España, en Cataluña, lugar en donde sus costumbres no se parecen en nada a las del resto de España. Así que eso me ha servido a lo largo del tiempo para expresarme i conocer perfectamente a personas españolas, catalanas, i bereber ( que se sitúan en el norte Marruecos).

Por los que no viven en España,tenéis que saber que la gran mayoría de catalanes se quieren independizar. Por qué? Pues fácil, porque vivimos en un país en que el gobierno decide que Cataluña pague unos impuestos que ni juntando todas las otras comunidades llegan a pagar dichos impuestos ( disque porque en Cataluña se gana más que en el resto de España). Entre otras cosas está su patria, en donde tienen muchas costumbres y hechos que los españoles nunca entenderán.

Yo la verdad es que me excluyo de querer la independencia. Eso no quiere decir que esté en contra, es más yo respeto y apoyo sus opiniones. Sino más bien es porque dentro de mi política y mis leyes de vida hay una gran norma: NO A LAS FRONTERAS.

Porque todos los humanos somos iguales, y a la vez muy diferentes, pero todos merecemos el mismo respeto. Nadie tiene derecho de mirar a una persona por encima del hombro como si fuera superior, porque para mí mis únicos superiores son mis papás, y por encima de ellos está Dios. Aún así, las personas tenemos el defecto de juzgar a las personas ( por cómo se viste, por el color de la piel, por la forma de los ojos, por ser gordo o flaco, por llevar el pelo pintado o tapado, incluso solo por ser de otro país), triste pero cierto. Porque todos juzgamos a las otras personas, me incluyo a mí, aún que deseo con todo mi ser que algún día llegue a no juzgar a nadie.

Por qué lo hacemos? Si a la hora de la verdad los primeros que te sonríen son ellos?

Aquí tenéis mi ley número 2: NO DEBEN EXISTIR FRONTERAS EN NUESTROS CORAZONES

LAS MANZANAS

No soy la primera persona que ha creado las leyes de vida. De hecho existen las leyes de murphy  que tratan sobre la vida misma y como convivir en ella.
Pero mi blog no trata de eso, porque la verdad no se ni de que va. Sino que mas bien trata de mi propia vida, y de todo lo bueno y malo que he aprendido gracias a la reacción de la gente que me envuelta, y a mis propias reacciones. Verán que con cada ley de mi propia vida que leáis, os encontrareis identificados con algún momento de la vida.

Como por ejemplo, las manzanas, mi fruta favorita. Nunca supe por qué era mi fruta favorita. Lo único que sé es que no es normal que a la hora de comerme cualquier alimento no tenga ningún tipo de reacción, (simplemente cojo, y me como) y con una manzana es al revés. Primero la cojo, la huelo y si tiene un buen aroma la lavo y me la como con ansia, como si fuese un manjar de Dioses. De hecho no me he dado cuenta hasta esta semana de que este fanatismo a las manzanas es debido a mi infancia.
El pasado lunes fui a dejar a mi hermano pequeño a la escuela primaria donde yo también cursé. Al llegar, me encontré con el portero y hicimos recuerdos. Empezamos a hablar sobre los años en los que yo correteaba por ahí y me preguntó si recordaba cuando comías las manzanas como si fueran una cosa divina. Ahí empezaron los recuerdos. Todo era porque mi mamá me ponía una manzanita cada mañana para el desayuno. Yo me quejaba y le decía que quería algún bollo, y mi padre un día lo escuchó y me contó una mentirilla de jarabe ( mentira que se dice para hacer el bien). Me dijo que las manzanas tenían un poder especial que hacia que el corazón de las personas latieran durante muchos años, y que si me las comía cada día nunca me moriría. Yo ingenua me lo creí y desde ese día cogí un gran fanatismo a las manzanas por el miedo a morir.

Aquí tenéis mi ley número 1: TODO HUMANO LE TEME A LA MUERTE

ME RECUERDA A MI :)